15. Jan 2021
Arrimad un saco terrero que os contaré una historia casi bélica acerca de la presión de agua en la red de abastecimiento.
Una de las razones por las que siempre he trabajado en el campo de la electricidad y la electrónica es porque, por lo general, cuando algo sale mal hay, un estallido, un disyuntor se dispara en algún lugar o un componente se quema. Claro está, puede haber daños irreparables en el cableado o en los dispositivos; no obstante, el trauma que esto implica ha llegado a su fin. El problema, el impacto, el calvario y la angustia cesan en cuestión de segundos. Sin embargo, no resulta así con la red de abastecimiento de agua...
Es la tarde de un apacible sábado. Mis hijos adolescentes están fuera haciendo las típicas cosas que hace la gente joven un sábado por la tarde y, en la habitación, una práctica en curso de yoga nidra... el momento perfecto para hacer un poco de bricolaje. He realizado este tipo de bricolaje muchas veces: cambiar el cartucho termostático de una ducha. El problema radica en que la arenilla del agua de la red de abastecimiento se introduce en el cartucho y termina por obstruirlo, lo que imposibilita ajustar la temperatura del agua de la ducha. El problema sería aceptable si el atasco ocurriera a la temperatura perfecta, pero el agua tibia no es muy atractiva en pleno invierno. Tengo el cartucho de recambio de 50 GBP en la mano. Debajo de la bañera, hay dos válvulas de aislamiento, una para el agua caliente y la otra para la fría. Han de cerrarse ambas y se deben desmontar los controles de la ducha. Es un trabajo de unos veinte minutos como máximo.
¡Agua, agua por todas partes!
Tras desmontar todos los controles, solo queda por extraer el cartucho viejo con una gran llave e instalar el nuevo. Una vez aflojado el cartucho, es normal que algo de agua gotee. Pero comienza a gotear cada vez más. Con cada giro de la llave, la cantidad de agua que brota se multiplica exponencialmente. Llegado el momento de sentarse en calma, a posteriori, es cuando se piensa que algo debió hacerse para detener el estropicio. Por ejemplo, volver a apretar. Evidentemente, ¡algo no iba bien! Pero bien sabido es lo que se dice de a toro pasado.
En caliente, no era lo que pensaba. Me decía a mí mismo «La fuga de agua cesará pronto». Salvo que no fue lo que ocurrió. Al girar la llave por última vez para extraer el cartucho de la carcasa, la presión de agua de la red comenzó a salir a chorro de la pared, algo similar a una boca de incendio de Nueva York en un día de verano.
Al igual que el niño que abrió accidentalmente la boca de incendio, pensé que podría cerrarla volviendo a atornillar el cartucho. Bien puedo aseverar que luchar contra la presión de agua de la red de abastecimiento es una batalla perdida. Combatí durante uno o dos minutos mientras el agua brotaba del agujero donde el cartucho estaba alojado. No sirvió de nada. Tapar el agujero era una misión imposible. La escena en el baño rememoraba las cataratas del Rin en Suiza. Estaba empapado hasta los huesos, de la cabeza a los pies, entumecido por el frío y con las manos sangrando debido a que el cartucho de metal cortaba mi piel ablandada por el agua. Litros y litros de agua chorreando por todas partes. «¡AUXILIO¡» Gritaba.
¿Qué salió mal?
Gracias a mi pareja y el vecino de abajo —que ahora tiene una nueva instalación de arte que representa una cortina de agua cayendo en cascada por la pared de su sala de estar— logré encontrar la llave de paso y cerrar el agua. En total, estimo que el agua salió a chorro por la pared durante unos cinco minutos. Lo suficiente para vernos obligados a llamar a nuestra aseguradora. Estoy muy agradecido a todos los que me ayudaron por ser tan comprensivos. El origen de todo el problema radica en la válvula de aislamiento de 5 GBP que se había roto en la posición «abierta» de la tubería.
KNX al rescate
Ahora, cerrar el agua mediante automatización o, en efecto, comprender que hay un problema y cerrar el agua en consecuencia son procedimientos habituales para los instaladores de hogares inteligentes. Son muchos los productos que pueden solucionar un problema; no obstante, el universo en materia de hogares inteligentes sigue fragmentado y los productos sumamente organizados en categorías.
La plataforma KNX se ve afectada por los caprichos producto de la idiosincrasia de los fabricantes o por el efecto de una categorización extrema. Así pues, con el coste de las nuevas primas de seguros que se avecinan de forma inminente y lo que, sin duda, supondrá una onerosa factura que pagar a la aseguradora, parece una opción obvia y, en efecto, financieramente viable usar KNX para evitar tales problemas antes de que ocurran.
Desde el punto de vista de los propietarios, KNX ofrece la plataforma perfecta para proporcionar soluciones para limitar los daños. Ofrece monitorización del rendimiento en tiempo real, un sencillo método para crear hogares energéticamente eficientes, así como recolección de datos y una plataforma de facturación.
Escalable de 5 a 500 apartamentos, gestionar un cuarto de equipos —o varios— no supone ningún problema gracias a KNX. Además, en la actualidad, en el mero corazón del sistema, hay una capa de seguridad que facilita comunicaciones seguras desde varias propiedades a una localización centralizada.
Conclusión
Debido a las regulaciones en materia de construcción impulsando la reducción de las emisiones de CO2 y los cuartos de equipos centralizados siendo cada vez más comunes en las fincas de apartamentos, hay una clara oportunidad para KNX de suministrar soluciones automatizadas que beneficien tanto a los administradores de fincas como a los propietarios.
Creo que, para muchos, las conversaciones con los propietarios evocan pensamientos que hacen recordar la siguiente línea de la obra de teatro de Oscar Wilde: «Un hombre que sabe el precio de todo y el valor de nada». Nuestro desafío es superar esa mentalidad, no la tecnología.
Simon Buddle —ingeniero colegiado y miembro del Instituto de Ingeniería y Tecnología— es consultor en Future Ready Homes y especialista en diseño de sistemas de servicios BMS y ELV.